
Para: Rose Berenice
de la Santa Cruz
de la Santa Cruz
Tan sólo era, un niño cautivo
de su ansiosa y palpitante soledad
parecía ave en agonía
y sucedió que...
ese joven adolescente
de palidez de cirio
quiso emprender el vuelo…
Detuvo su aliento
tomó un cordón
subió a una silla
lo amarró a su frágil cuello
haciendo giros
se quedó colgado...
De pronto
despertó del sueño
a grandes sorbos se bebió el aire
tocó su cuello
con manos frías
desató los nudos
del ciego cordón
exhaló un suspiro…
Se quedó dormido
profundamente dormido
se vio rodeado de gente, llorando.
Juandiegouribe
29 de octubre del 2006
Opinión de María Luisa Burillo: ¡Muy fuerte!
Premio OCA 2005, Letras.