Ante mi pertinaz insistencia
tu mirada se iluminó de brillante esperanza
y mi cuerpo gallardo
enderezó su rumbo
Tu suave beso encendió mi fuego
mordí tus labios
y bebí de tu dulce aliento
se detuvo el tiempo
Miré tus ojos entreabiertos
Recuerdo que sentía el peso de tu cuerpo ausente
Tu y yo a solas
inmersos en el fluido sutil, invisible y elástico
que llena el espacio
Plenos
Tus manos y mis manos
cortaban el fruto del árbol prohibido
que mordisqueábamos juntos
Quejido tras quejido
se construye el paraíso
Los árboles y plantas del bosque
fueron testigos fieles
de nuestro embrujo ciego
De pronto,
el silencio estremeció al cielo
y comenzó a llover...
Llorabas...
Y luego gemías sin parar,
cuando a fuerza de besos abrí la fuente
Brotaron los fluidos,
nacieron los ríos y se llenaron los mares
¿Lo recuerdas?
Bien sabes que aun perdura
porque fue eterno
nunca hubo tiempo.
Juandiegouribe
11 de enero del 2002
11 de enero del 2002