A mi padre
Hicimos una calavera y un altar
para verte volver, y caminar
un abrazo intentar
y después dejarte ir al mar…
Nada nos quita el espanto
de la calaca y el santo
que te fueron a buscar
cuando ya no estabas para tanto
Te fuiste dejándonos todo
y esa huesuda en el lodo
llovió tanto, ni modo
lloramos, codo a codo
Ahora tanto te extrañamos
tanto como te amamos,
estás a donde todos vamos
y por eso, te admiramos…
Con cariño, Paulina
–tu segundona-