sábado, 5 de noviembre de 2005

Angelina, querida nieta


Angelina voladora
gaviota inquieta
emprendes el vuelo
en un atardecer sereno

Abriste tus alas
al impulsarte en vuelo
y el fuerte viento doblegó tu empeño
para aterrizar luego

Y al ver tu vertical caída
la mano de Dios se convirtió en hierro
abrió sus firmes y punzantes dedos
y te atrapó en pleno vuelo
para que los brazos de tu padre
y los anhelos maternos
rescataran tu cuerpo
dejando una pequeña marca
en tu rostro travieso.

Tu abuelo
Juandiegouribe

5 de noviembre del 2005