Mi espontaneidad
de la mano me lleva al desorden
a la inquietud creciente
Soy hijo de las grandes olas del mar
preñadas por un rojo atardecer
en tarde sin viento
De pronto
crecí queriéndolo todo
sin poseer nada
Buscaba insaciablemente
mujeres amorosas
con sabor a playa
a rosa y a miel
Mis manos tiemblan al acariciar sus senos
y el corazón golpetea queriendo fundirse
en un ardiente y húmedo beso
Ahora entiendo el vivir frenético
de unir cuerpos
sin acariciar almas
para morir sedientos de placeres nuevos
Y despertar en lo incierto
que ya sin cuerpos
ni aliento
besaremos almas desnudas
sin ansiedades
vacíos
ni tiempo...
Juandiegouribe
septiembre del 2005
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ResponderEliminaresta es la tercera vez que paladeaba las lineas, no se porque pero me gusta su sabor, seguro volverè a hacerlo y saboreare al leerles emociones y recuerdos distintos
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